De lunes a domingo nos enfrentamos, casi sin darnos cuenta, a innumerables desafíos. Conocerás de sobra esa sensación si eres deportista. Hay momentos en los que crees que no puedes más y parece que cualquier cosa te dificulta el camino hacia la meta. Sin embargo, sigues hacia delante. También lo habrás experimentado si estás estudiando o cuando empiezas en un nuevo trabajo: ¿podré con ello? ¿Estaré a la altura?
Para afrontar todos esos retos diarios es tan importante tener fuerza de voluntad y ganas como sentirse bien. Y la cosmética tiene mucho que decir en ese sentido. De hecho, hay productos que esconden algo más que buenos principios activos para embellecer o cuidar tu piel. Una textura que te abre un mundo de sensaciones, un aroma que te hace viajar y que evoca recuerdos felices. Llega un momento que te llevarías ese producto a cualquier parte. Así se ha colado siempre en nuestras vidas NIVEA Creme, la clásica lata azul, y lo sigue haciendo día tras día.
Porque no hay nada como saber que puedes usarla a cualquier edad y en cualquier situación. Que la vas a compartir con tu pareja. Pero también con tus hijos. Que puedes llevarla siempre en el bolso (para hidratarte las manos, los labios, calmar esa rozadura…), cuando vas al gimnasio o sales a la montaña. Y, por supuesto, que te estará esperando en casa para, por muy interminable que haya sido tu día de trabajo, regalarte una sensación de bienestar.