Por supuesto, no todo es la forma del pelo, también su mayor o menor sequedad influye a la hora de averiguar qué cuidados merece. Vamos a verlos:
- Cabello graso. Lo cierto es que nuestras glándulas sebáceas, cuyo trabajo consiste en hidratar el folículo y que nuestro pelo se vea sano, a veces se extralimita en su función ya que produce demasiado sebo. Por este motivo, muestra un aspecto apelmazado, incluso aceitoso.
- Cabello seco. Es muy quebradizo, hasta el punto que si lo estiramos un poco, se romperá. Algo que no sucede con tanta facilidad con un pelo sano. También advertirás que hay una ausencia de brillo. Otro de sus problemas es que se enreda en un santiamén.
- Cabello normal. Un cabello cuidado que es fácil peinar y cuidar con los productos adecuados.
Dicho todo esto, ¿sabes ya qué clase de cabello tienes? Seguramente sí. Por lo tanto, ve echando mano de aquellos champús y productos especialmente concebidos para ellos.
En NIVEA tenemos una gama de productos que te pueden ayudar a lucir un bonito pelo con independencia del tipo que sea. En concreto, hemos desarrollado una gama de champús micelares para el cuidado del cabello que no tienen desperdicio. Todos ellos están libres de siliconas, de modo que podrás usarlo a diario, pero ya te adelantamos que tu pelo brillará y se mantendrá limpio más tiempo del que imaginas.
No en vano, están basados en la tecnología micelar que son unas microscópicas moléculas que limpian con eficacia el cabello y evitan que el cuero cabelludo se reseque. Sí, ¡todo un partidazo para tu pelo!