A grandes rasgos, se pueden establecer una serie de causas desencadenantes de este problema que excede lo meramente estético dado que –como señalábamos– también repercute en la calidad de nuestra visión. Entre los posibles motivos, destacan estos:
1- Causas mecánicas: el parpado se cae por exceso de piel (dermatocalasia) por la edad, cansancio o piel flácida, por lesiones inflamatorias como los orzuelos o las dermatitis o los tumores de párpados.
2- Causas musculares: por caída del musculo elevador del parpado superior por ejemplo por la edad o por una patología muscular como la miastenia gravis que dificulte su funcionalidad.
3- Causas neurogénicas por daño en los nervios que activan los músculos que elevan el párpado como el síndrome de Horner.
En cualquier caso, debemos dejar bien sentado que los párpados caídos sólo se pueden prevenir si exista una causa reconocida de las que se han comentado. Pero es cierto que cuando únicamente afecta a un ojo, resulta muy fácil de detectar en cuanto examinamos ambos párpados pues la diferencia es notable. En cambio, si los dos ojos sufren el mismo problema, puede pasar un poco más inadvertido, especialmente si es una afectación prácticamente imperceptible.