Sin embargo, hay maneras de contrarrestar la acción de un radical libre gracias a los antioxidantes, ya que estas moléculas son capaces de evitar la oxidación o el “robo” de un electrón y, por lo tanto, de reducir el daño.
Así, según los investigadores, aunque nuestro cuerpo produce enzimas antioxidantes de manera natural, podemos reforzarlas y, por lo tanto, ayudarlas con una dieta con una abundante presencia de antioxidantes. ¿Cuáles son estos? Pues vitamina A (también llamada betacaroteno), C y E, coenzima Q10, flavonoides, polifenoles y selenio, entre otros muchos.
Harías bien, por lo tanto, en empezar a incorporar a tu dieta más frutas y verduras como los arándanos rojos, el brócoli, las nueces, las granadas, la col kale, las fresas… En suma, un repertorio de alimentos que nos proporcionarán las mejores armas para meter en cintura los radicales libres.
Lo cierto es que conforme cumplimos años nos cuesta más desprendernos de los radicales libres. Pero podemos ayudar a la tarea con una buena alimentación, además de hábitos de vida saludables donde prestemos atención al ejercicio moderado, evitemos la contaminación en la medida de lo posible y desterremos el tabaquismo o el alcohol. No en vano, estas dos últimas adicciones favorecen el desarrollo de radicales libres.
También habría que tener precaución con lo que sigue:
- Estrés.
- Dietas muy grasas.
- Tomar el sol en exceso.
Por lo tanto, tratar de reducir a su mínima expresión la influencia de todos estos factores pueden ayudarnos a mitigar los efectos de los radicales libres en el cuerpo.
Además de una alimentación rica en antioxidantes, convendría emplear protectores solares de manera constante y cremas que sean capaces de defender nuestra piel de las agresiones ambientales. En este sentido, sería adecuado emplear productos que nos ayuden a ello. En NIVEA tenemos mucha experiencia trabajando con fórmulas que ayuden a contener los posibles daños de la polución sobre la tez. ¿Quieres conocer nuestra línea NIVEA Urban Skin Detox?