La lavanda también es una planta utilizada desde hace miles de años para múltiples usos, como perfumes, infusiones, ambientadores y también en cosméticos. Crece en distintos continentes como África, Asia y Europa, y concretamente en los campos de la cuenca mediterránea, donde es una delicia para los ojos en la Provenza francesa en los meses de su floración.
Entre sus múltiples propiedades, se encuentran sus beneficios antiinflamatorios y antisépticos, por lo que es muy útil en el tratamiento del acné y en calmar el picor y el enrojecimiento de la piel. También tiene cualidades revitalizantes y regeneradoras, por lo que ayuda a mejorar su firmeza. Y, por último, contribuye a regular la grasa de la piel, que unido a sus propiedades tonificantes y relajantes la hace ideal para su limpieza.