Si te encantan las lechugas, estás de enhorabuena puesto que las verduras de hoja verde se encuentran entre los principales alimentos con vitamina K. De modo que saborea la col, la espinaca, la acelga, el perejil, la lechuga romana, así como el calabacín, el brócoli, la coliflor y el repollo.
También frutas como el kiwi, el arándano azul, el higo o las uvas te ayudarán a conseguir una óptima ración de vitamina K.
Otra estupenda fuente la hallamos en la mantequilla, la leche, el yogur y el queso. Y también en los aceites vegetales, los huevos y la carne. Por lo tanto, no hay excusas para que te falte este nutriente, que suele estar en buenos niveles cuando llevamos una dieta equilibrada.