Con independencia de las causas que pueden trastocar nuestro sueño, esta falta de descanso puede incrementar los riesgos de enfermedades como la obesidad y la diabetes, además de elevar la tensión arterial y nuestras posibilidades de sufrir un infarto.
Sin embargo, se esconde mucho más tras la ausencia de un adecuado descanso nocturno. Así, las repercusiones pueden ser ciertamente insospechadas:
- Mayor vulnerabilidad a padecer trastornos como la ansiedad o la depresión
- Problemas de memoria y concentración
- Disminución de la líbido sexual
- Mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Es probable que no acabes de entender muy bien la vinculación de este último problema con la falta de descanso. Te lo explicamos enseguida pues conviene que sepas que la melatonina, que es la hormona encargada de regular los ciclos de sueño, impide el crecimiento de las células responsables del desarrollo del cáncer de mama, por lo que, si no dormimos lo suficiente, tendremos problemas para fabricar esta beneficiosa hormona.