“Peeling es una palabra adoptada del inglés que significa peladura. Consiste en una exfoliación controlada de las capas de la piel que estimula el proceso de renovación cutánea que se va enlenteciendo con la edad” según explica nuestra asesora dermatológica la Dra. María Segurado. No en vano, esta eliminación de capas obliga a la piel a regenerarse formando nuevos componentes tanto en la dermis como en la epidermis.
Sin duda, este tratamiento facial y corporal se ha revelado de gran utilidad para solucionar algunos de los problemas típicos de la piel. En concreto tal y como confirma María Segurado sirven para:
- Incrementar la luminosidad de la piel, reducir las manchas, ayudando a uniformar el tono de la piel
- Mejorar la textura de la piel al corregir arrugas e imperfecciones como el acné, cicatrices o puntos negros
- Además, dentro de un cuidado cosmético el peeling mejora la penetración de cualquier tratamiento facial que apliquemos a continuación.
El peeling al final es una exfoliación de la piel realizada de forma mecánica o química; por eso, los peelings se dividen en físicos y químicos. Los peelings físicos son aquellos basados en la fricción de la piel que producen ciertos instrumentos o agentes y los peelings químicos son aquellos basados en las reacciones que producen ciertas sustancias al entrar en contacto con la piel. En el caso de peelings químicos se suelen emplear sustancias químicas como los ácidos, entre los que destacan el glicólico, el salicílico, el retinoico o el kójico, también puedes lanzarte a preparar un exfoliante en casa de una manera eficaz.
¿Quieres recetas que te ayuden a realizar un peeling casero? Pues tenemos cuatro para que escojas a tu antojo o incluso que te des el gustazo probándolas todas y cada una de ellas: