Al igual que hay dos tipos de hábitos a la hora de despertarse, también los hay cuando se trata de ducharse. Unos prefieren hacerlo antes de irse a la cama, mientras que otros se duchan a primera hora para despertarse y comenzar el día limpios y frescos. Para estos últimos, hay algunos trucos muy fáciles para aprovechar ese tiempo.
- Comenzar la limpieza facial
La ducha es perfecta para iniciar la rutina de belleza. Por ejemplo, se puede aprovechar el momento que tarda el agua en salir caliente para humedecer el rostro y aplicar un gel limpiador facial o un producto exfoliante facial y así eliminar las células muertas e impurezas que obstruyen los poros. El uso del exfoliante se puede hacer una o dos veces a la semana.
Es importante hacer la limpieza del rostro mientras el agua aún no está muy caliente, ya que la piel de la cara es más sensible y requiere menos temperatura. Gracias a esto, tendremos el rostro limpio aprovechando ese tiempo.
- Usar una mascarilla para el rostro
Las mascarillas faciales suelen necesitar un mínimo de 10 minutos para absorberse totalmente y cumplir su función. Una o dos veces a la semana, se puede utilizar el ratito mientras nos enjabonamos el cuerpo en la ducha para dejar este paso hecho y comenzar el día con una piel nutrida y radiante, pero ojo, debemos de ser lo suficiente habilidosas para que el agua no nos de en la cara por lo que lo más recomendable es cerrar el grifo mientras nos enjabonamos.
- Hidratar el cuerpo dentro de la ducha
A muchas personas les da pereza echarse crema después de la ducha. No solo lleva tiempo aplicarla, sino que luego hay que esperar a que se absorba para vestirse. Este es uno de los motivos de las personas que se duchan por la noche, para que la hidratación actúe durante las horas de sueño. Si se utiliza un producto hidratante corporal que sea específico para aplicar durante la ducha, se consigue una hidratación completa en pocos segundos y podremos vestirnos después sin más demoras.