En concreto, este aceite originario de la Polinesia francesa se extrae de la copra y en él se dejan macerar las flores de tiaré que crecen con abundancia en este archipiélago. Unas flores que suelen ser cosechadas al amanecer y que combinadas con la copra derivan en este aceite perfumado al cabo de diez días. Esta flor, además de otorgarle un aroma muy agradable al aceite, le confiere propiedades calmantes y purificadoras. De todo ello podrá beneficiarse nuestra piel.
Sin duda, el secreto de belleza de las tahitianas ha traspasado fronteras y ahora la industria cosmética ha decidido incorporarlo a muchos de sus productos e incluso es posible adquirir aceite de monoi puro.