¿Qué es la sostenibilidad? ¿Cuáles son los objetivos de desarrollo sostenible?

Debemos preservar los recursos naturales que necesitarán las próximas generaciones. Por lo tanto, la humanidad no puede contaminar a su antojo y explotar la riqueza de nuestro planeta de manera constante y abusiva. Por este motivo, es preciso aprovechar más los recursos, emplear energías renovables y cuidar al máximo nuestro entorno.

El turismo es un tipo de industria no exenta de polémica pues los constantes desplazamientos de los viajeros, especialmente por barco y avión, ocasionan una importante huella ecológica. De hecho, se estima que los desplazamientos por vía aérea suponen el 8 % del total de emisiones mundiales.

Además, según un estudio elaborado por la Universidad de Sidney (Australia), la huella de carbono del turismo mundial llegará hasta los 6.500 millones de toneladas métricas de CO2. Por lo tanto, urge cambiar las políticas y virar hacia un turismo más respetuoso con el planeta. En este sentido, los expertos apuestan por volar a latitudes menos distantes e incluso pagar una tasa que palie la huella de carbono que causamos con nuestros viajes por ser importantes causantes del cambio climático.

Los países no podemos permitirnos crecer económicamente a cualquier precio. Debemos ser conscientes de que no podemos explotar los recursos a un ritmo tan vertiginoso como el actual pues no permitimos su oportuna regeneración. También debemos ir instaurando poco a poco una economía circular que reduzca al mínimo el usar y tirar. Todo debe ser reaprovechado en sucesivas ocasiones.

Debemos crecer sin olvidar proteger los sectores más desprotegidos como la artesanía o el mundo rural. Además, debemos procurar salvaguardar el derecho a la salud de todas las personas, así como reducir la pobreza y las desigualdades.

Alimentar a un planeta con una población creciente no resulta una tarea fácil. No obstante, tenemos que aprender a hacerlo sin contaminar la tierra, el agua y el aire. Tampoco podemos dañar la biodiversidad del planeta explotando los océanos con una pesca intensiva. Y además debemos reducir las emisiones de CO2 que genera la producción de todos nuestros alimentos –como las grandes explotaciones ganaderas – o su transporte.

Los gobernantes deben preocuparse por aprobar leyes dirigidas a crear un marco de respeto a la naturaleza y al medio ambiente. Deben fomentar el uso de energías renovables por parte de las empresas y la ciudadanía.

Nuestras ciudades no pueden ser espacios burbuja ajenos a la naturaleza y el entorno que nos rodea. De hecho, deben ser una parte inequívoca de ella y apostar por volverlas más verdes, peatonales y arrebatar progresivamente el protagonismo a los coches. De esta manera, mejoraremos la calidad del aire y el ciudadano recuperará los espacios.

El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales de la ONU se comprometieron a través de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible a alcanzar en los 15 años siguientes un conjunto de objetivos globales encaminados a acabar con la pobreza, mejorar la educación, el rediseño de nuestras ciudades, proteger el planeta, trabajar por la igualdad de la mujer, y asegurar la prosperidad para todos, entre otras importantes metas.

Para alcanzar estas metas, todo el mundo tiene que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las personas como tú.

Aunque es cierto que gran parte del trabajo corre de cuenta de los gobiernos, las instituciones, la industria y otros agentes relevantes, los ciudadanos también debemos asumir nuestro papel que, desde luego, no pasa por permanecer mano sobre mano esperando que los demás actúen.

Hay mucho que podemos hacer al respecto. Pues, como ya dijo Eduardo Galeano, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

Te animamos a que hagas tu aportación. Aquí tienes algunas ideas:

• Compra productos locales y, por supuesto, de temporada, pues esos son los que menos huella ecológica tienen.
• Trata de desplazarte siempre que puedas en bicicleta o andando. Además, te servirá para mantenerte en perfecta forma física.
• Intenta reducir tu consumo de plástico. Te aconsejamos que lleves tus propias bolsas e incluso en el mercado facilites unas reutilizables al dependiente para que introduzca ahí tu compra. Por lo tanto, no olvides salir de casa con un buen acopio de bolsas.
• Olvídate de las botellas de agua de plástico. Existen ya los formatos retornables de vidrio e incluso filtros para el grifo que dejan el agua con un sabor imbatible y limpia de cloro.
• Apuesta por reciclar tus propios objetos y por los productos de segunda mano que cada vez resultan más fáciles de adquirir gracias a la enorme cantidad de plataformas disponibles: ropa, juguetes, muebles, una bonita vajilla vintage para tu hogar…
• Cuando salgas a la calle, al campo o a la playa, mantén tu entorno limpio y, si lo ves posible, anímate a recoger la basura que otros han dejado. Por supuesto, en la ciudad no olvides usar las papeleras. Las colillas, por cierto, siempre en el cenicero. ¿Sabías que son muy nocivas para el medio ambiente y que muchas de las que tiramos en las aceras acaban contaminando el mar?
• A la hora de comprar, prima la calidad del producto y que haya sido fabricado de forma lo más sostenible posible.

En NIVEA estamos totalmente comprometidos con este cambio para contribuir a los Objetivos del Desarrollo Sostenible y tenemos retos muy ambiciosos con metas muy claras. Si quieres conocer más al respecto, te invitamos a leerlo con detalle aquí.

Este es solo el principio de un largo camino que hemos de recorrer juntos.