Lo primero es ser conscientes de lo afortunados que somos por vivir en un país del “Primer Mundo” donde el acceso al agua potable es relativamente “fácil” y “asequible”, un recurso primordial al que lamentablemente no todas las personas tienen acceso. De hecho, se estima que a nivel mundial 1,6 millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades diarreicas (como el cólera) contraídas al carecer de agua potable con las debidas garantías sanitarias. Y desafortunadamente, un 90 % de estos fallecidos son niños de corta edad.
Esta situación tan dramática no tiene vistas de mejorar si no todo lo contrario ya que podría incluso agravarse con el crecimiento demográfico en el mundo, así como con el cambio climático que amenaza con alterar el ciclo natural del agua como ya está sucediendo en diversas zonas con sequías acusadas, la desertificación, inundaciones, así como la subida del nivel del mar, entre otros problemas.
Por supuesto, podemos ser mucho más prosaicos y hablar también de la importancia que tiene para nuestra economía gastar menos agua en casa. Con independencia de la razón que elijas para dar el paso hacia el ahorro, estas medidas que te proponemos te resultarán de gran utilidad.
Sin duda, debemos esmerarnos por reducir nuestra huella hídrica. Este concepto engloba la cantidad de agua utilizada para nuestras actividades cotidianas a la que se debe sumar el volumen total de agua dulce que se emplea para la producción de los bienes y servicios que consumimos.