Mención especial merece la dieta, porque lo que comemos también tiene su reflejo en la salud capilar. En este sentido, conviene que no falten en tu mesa alimentos como el salmón (por su contenido en omega 3), verduras ricas en zinc (como las berenjenas, el apio o los espárragos) ya que si los niveles son bajos existe un riesgo de caída, así como carnes rojas ya que son fuente de hierro. Este último es un mineral que ayuda a oxigenar el cuero cabelludo y mejora la pigmentación del cabello. Tampoco olvides en tu dieta la vitamina C (que podrás ingerir a través de las frutas) cuyo aporte es fundamental para fortalecer el cabello dañado y repararlo.
Verás cómo con todos estos consejos habrá un antes y un después en tu melena. Porque estos cuidados extra, tan fáciles de aplicar, pero que no siempre somos conscientes de sus efectos, conseguirán que tu cabello pueda lucir fuerte, sano y luminoso.